Quimiorreceptores
Sentido químicos
Los sentidos químicos, el gusto y el olfato, se encuentran entre las
respuestas más elementales del ser vivo a su entorno.
Los
receptores del gusto y del olfato son quimioreceptores, se activan ante
estímulos de naturaleza química. Los receptores del gusto son receptores
secundarios, mientras que los del olfato son las neuronas aferentes primarias
modificadas. La diferencia entre ambos respecto al estímulo radica en que los
quimiorreceptores gustativos detectan moléculas que están en solución, y los
olfativos, moléculas que además de ser solubles han de ser también volátiles.
Sensibilidad gustativa
En la mucosa lingual se encuentran pequeñas proyecciones denominadas
papilas gustativas, en ellas se alojan los botones gustativos (10.000). Los
botones se localizan en las papilas de la lengua, en la mucosa del paladar
blando incluyendo la úvula, en la epiglotis, la faringe y el primer tercio del
esófago. Los botones están formados por células de sostén y células sensoriales
(50/botón), estas células derivan de células epiteliales y se renuevan cada 10
días. Las células receptoras envían prolongaciones en forma de
microvellosidades por su extremo apical y a través de una pequeña apertura, el
poro gustativo, quedan expuestas a los estímulos químicos. En la cara basal o
polo opuesto las células receptoras hacen sinapsis con fibras aferentes.
Existen
clásicamente cuatro sabores primarios: dulce, salado, ácido y amargo, y también
se ha incorporado un quinto conocido con el nombre de umami, correspondiente al
glutamato y aspartato sódico utilizados ampliamente en la comida oriental. El
sabor dulce corresponde a moléculas de naturaleza glucídica y a otras como
algunos aminoácidos, alanina, glicina, o incluso ciertas proteínas. El sabor
ácido se debe a la concentración de H+, pero con el mismo pH no todos los
ácidos proporcionan la misma sensación. El sabor salado está causado
normalmente por cationes como el Na+ o el Li+, pero la presencia de diferentes
aniones (Cl– , SO42–, NO3–)
modifica la cualidad del sabor. El sabor amargo está causado por compuestos
orgánicos muy diferentes, quinina, cafeína, nicotina, morfina, etc. Normalmente
el sabor dulce es considerado agradable porque suele corresponder a sustancias
nutritivas, los otros sabores son considerados agradables siempre que sea en
baja concentración.
La complejidad del sabor de los alimentos es debida a la mezcla de las
diferentes modalidades gustativas y añadidamente a la información olfatoria. El
reconocimiento de un sabor determinado depende de la actividad de una población
de células gustativas.
La transducción de la señal varía de acuerdo con las cuatro modalidades
de gustos:
§ Estímulo
ácido. El sabor ácido se debe a los iones H+. Estos bloquean los canales de
K+ localizados en la membrana produciéndose su despolarización.
§
Estímulo salado. La mayor
parte de la sal proporciona una elevada concentración de iones Na+ en el
espacio extracelular, dichos iones entran a favor de gradiente a través de
canales pasivos, provocando una despolarización.
§ Estímulo
amargo. Existen proteínas receptoras para sustancias amargas. Da lugar a una
activación de la fosfolipasa C, que aumenta la concentración de insitol
trifosfato y éste libera Ca++ de los depósitos intracelulares produciendo la
despolarización.
§
Estímulo
dulce. Las sustancias dulces son un grupo variado al que pertenecen no sólo
el grupo de biomoleculas glucídicas. Interaccionan con receptores específicos
acoplados a una proteína G, que activa la adenilcilasa y aumenta la
concentración de AMPc. Este incremento conduce a la activación de una
proteinquinasa y a la fosforilación y bloqueo de los canales de K+
despolarizando la célula.
Los potenciales de acción desencadenados por un estímulo gustativo se
transmiten a los nervios gustativos a través de sinapsis.
A la hora
de determinar si un sabor es agradable o desagradable no sólo interviene el
tipo de estímulo sino que la concentración del estímulo también participa en la
sensación. Su función es la protección, con el objeto de no introducir en el
organismo sustancias lesivas. La mayor parte de las sustancias tóxicas
presentan un sabor amargo que da lugar a su rechazo con lo que son suficientes
concentraciones muy bajas para detectar dicho sabor (4 mg/litro); en cambio,
otras sustancias menos peligrosas requieren concentraciones mucho más altas
para hacer una identificación del sabor (ej.: salado presenta un umbral de
1.000 mg/litro).
Las fibras aferentes gustativas inervan de forma muy ramificada los
botones gustativos. Estas fibras penetran en el encéfalo a través de los pares
craneales VII, IX y X (facial, glosofaríngeo y vago). A nivel del bulbo
establecen la primera sinapsis en una parte del núcleo del tracto solitario
denominada núcleo gustativo, las fibras secundarias realizan la segunda
sinapsis en núcleo ventral posteromedial del tálamo, y las terciarias alcanzan
la corteza sensorial gustativa, localizada en la posición inferior del lóbulo
parietal, al lado de la información somatosensorial de la lengua.
Sensibilidad olfatoria
El sentido
del olfato no está muy desarrollado en el ser humano. Se trata de un sentido
que es relevante en otros animales, pero que en la evolución de la especie
humana ha quedado relegado a favor de otras modalidades sensoriales.
El epitelio
olfatorio es una pequeña zona de 2,5 cm2, en el techo de las fosas
nasales, bajo la lámina cribosa del etmoides. El aire al penetrar en la cavidad
nasal, debido a lo tortuoso de sus paredes, desarrolla una serie de
turbulencias permitiendo a las sustancias contactar con el epitelio o mucosa
olfatoria.
En dicho epitelio hay células de sostén y células sensoriales o células
olfatorias (10 millones) que se recambian cada 30 días. Estas células son
neuronas bipolares, con una prolongación dendrítica ciliada (de 5 a 20 cilios)
que acaba en la superficie del epitelio nasal recubierta por una capa de moco.
Los
estímulos olorosos son difíciles de clasificar, existen unos 10.000 estímulos
diferentes que son agrupados de forma muy subjetiva en múltiples
clasificaciones. Dentro de ellas una de las más comunes les clasifica en siete
olores primarios: alcanforado, almizclado, floral, mentolado, etéreo, acre y
pútrido.
Cualquier
estímulo ha de ser una molécula volátil, que alcanza el epitelio olfatorio a
través de la vía aérea; debe a continuación disolverse en la capa mucosa para
estimular la célula olfatoria.
Los
receptores olfatorios son muy sensibles, es decir tienen umbrales de
estimulación muy bajos, unas pocas moléculas de una sustancia química son
suficientes para detectar la sensación de un olor. El umbral de excitabilidad o
límite absoluto define la concentración mínima de una sustancia necesaria para
reconocer que huele a algo. Por ejemplo, para el metilmercaptano (presente en
el ajo), la concentración se encuentra en el rango picomolar. El umbral de
identificación es superior, y depende de la humedad del aire, de la temperatura
y del tipo de sustancia, específicamente de su solubilidad.
Estos
receptores se adaptan rápidamente (1 minuto), este hecho explicaría que olores que
al principio son muy evidentes, no se detectan al cabo de un tiempo. Esta
adaptación no se produce en el propio receptor sino a nivel del sistema
nervioso central.
Recurso elaborado por el Grupo "C" para la explicación de los sentidos quimiorreceptores





No hay comentarios:
Publicar un comentario